Avistamientos desde la ventana: julio, un mes de menos a más.

Tras el periodo de vacaciones veraniegas tocó volver a casa, a las calurosas tierras madrileñas. Y ya sabía de antemano que las salidas al campo iban a ser muy pocas o prácticamente nulas, por lo que mi esperanza para poder ver aves se encontraba en mi particular observatorio: las ventanas de mi casa.

Golondrina común.

Sin embargo, no fue todo lo bien que esperaba, o al menos así ocurrió durante los primeros días. Al llegar, el primer día, sólo llegué a ver a la pareja de cigüeñas blancas que anidan en el campanario del pueblo, ya sin ninguno de los pollos de este año por allí.

Tampoco me olvidé de los búhos chicos que estuve escuchando y viendo durante la última semana de junio. Al preguntar a mi familia me dijeron que durante todo el tiempo que estuve ausente sólo les pareció escucharlos en una ocasión. Pese a ello, esa misma noche pude comprobar personalmente que al menos uno seguía por el pueblo, y a la noche siguienta toda la familia conseguimos escucharlo (no eran alucinaciones mías). Sin embargo, sus reclamos procedían de la lejanía y no han vuelto a acercarse por aquí, pese a haberlo escuchado en varias ocasiones durante julio.

En los siguiente 10 días la situación no mejoró mucho, aunque lentamente se iban viendo más especies: cigüeñas blancas, verderón común (menos frecuente que en meses anteriores), buitres leonado y negro, cuervo y grajilla, águila calzada, águila imperial ibérica, aguilucho lagunero occidental, milano real, ratonero común, verdecillo, milano negro y jilguero. Seguro que alguno pensará que sólo por el buitre negro y las águilas imperiales ibéricas habría merecido este mes, aunque el que haya seguido esta serie de entradas ya sabrá que el primero se deja ver casi diariamente, mientras que la segunda especie es más rara pero que casi mensualmente la consigo observar.

Verderón común.

Todo empezó a mejorar aquel día en el que vi a un pajarillo en uno de los pinos. A primera vista, desde lejos, me pareció un mito. Pero al mirar con los prismáticos las cosa cambió un poco, en realidad se trataba de un carbonero garrapinos.

Pero lo mejor vendría al siguiente día, o mejor dicho, en la noche siguiente. Tras un día más movido con buitres leonados en grupos, algún buitre negro (de uno de los cuales luego hablaré), águilas imperiales que volaban junto a un grupo de buitres leonados, entre otras aves...al anochecer me llegó un reclamo bastante peculiar el cual se acercaba rápidamente. Eran dos figuras de tamaño relativamente grande, con un aleteo al estilo pato o cormorán (rápido y poderoso). Directamente pensé en un ave limícola típica de estas tierras y busqué en internet su reclamo: ahí estaba, sí que eran dos alcaravanes comunes. Los primeros que consigo ver en mi vida, desde la ventana, aunque espero poder verlos mejor en su medio natural.

De ese mismo días, 22 de julio, fue mi primera lectura de anilla en un buitre negro gracias a una de las fotografías. Eso sí, en el momento de verlo no me di ni cuenta ya qu estaba ensimismado en el instante de verlo volar a tan baja altura en mitad del pueblo.

Buitre negro.

 

Me di cuenta posteriormente, al ver las fotografías en el ordenador cuando me di cuenta de que en una de las patas tenía una anilla de PVC amarillo con letras negras, y por suerte, en una de las fotografías se veía relativamente claro el código de tres dígitos "948".

 

Datos que envíe a la Oficina de Anillamiento de la Estación Biológica de Doñana, del CSIC, por recomendación del también bloguero Carlos Rossi. Al día siguiente ya tenía la información sobre el individuo y la cual os adjunto. Anillado en el lugar que más me esperaba, en Rascafría, en plena colonia del Alto Lozoya (la más importante de Madrid), lugar donde espero que críe este individuo en no mucho tiempo.

En días posteriores se seguían viendo algunas rapaces, entre ellas milanos reales adultos (los primeros adultos que observo en varios meses), se escuchaba de nuevo al alcaraván, veía a los abejarucos, y un ratonero común me hizo pensar durante la tarde que era un abejero europeo, pero no.

El siguiente día fuerte del mes empezó ni más ni menos que con un águila real y tres cormoranes grandes, para terminar con una culebrera europea, entre otras muchas. Ese mismo día veía al primer buitre leonado juvenil en este año.

Buitres leonados (adulto y juvenil).

Buitre leonado adulto.

Buitre leonado juvenil

Para terminar con la relación de especies de este mes, casi al final se dejaba ver de nuevo la dorada oropéndola, un poco lejos de su medio habitual.

Si queréis ver de forma rápida los avistamientos del mes os dejo una tabla (la cual hago todos los meses, aunque un poco diferente) en la que no incluyo las 10 especies más comunes (gorrión común, urraca, vencejo común, etc.) y en la que indico el número de individuos de una especie que veo ese día (nada científico ya que es muy posible que vea al mismo individuo en varias ocasiones ese día).

En fin, en cualquier caso han sido 22 especies avistadas y 2 especies escuchadas durante julio, mientras que en total ya suman 66 especies detectadas desde casa (65 vistas y el autillo escuchado). Eso sí, algunas espcies que suelo ver este mes no han aparecido, como es el caso del colirrojo tizón o los cernícalos vulgar y primilla.