sábado, 16 de mayo de 2015

Orquídeas ibéricas por la ZEPA nº139.

Me gusta contemplar la naturaleza por dos motivos fundamentales, aunque seguramente exista alguno más que no he conseguido identificar hasta el momento. El primero es sencilla y llanamente porque me gusta, es mi afición, la cual comparto con muchas más personas conocidas como naturalistas. Nos gusta salir al campo a observar, identificar y a intentar entender y aprender, aunque esto último sin olvidarnos de los libros y otras lecturas.
El segundo motivo también es muy sencillo y válido para cualquier persona, sea naturalista o no. Salir del pueblo (porque por suerte vivo en un pueblo y no en una pequeña, mediana o gran ciudad) me lleva a un estado de sosiego que solo consigo de pocas formas más. Y tal vez esta sea la más efectiva. Por ello, no puedo dejar de recomendar salir al campo aunque sea unos minutos y en la cercanía del pueblo. Al menos, esta actividad tiene para mí un efecto inmediato que me permite despejar la mente de la intensa labor desarrollada a lo largo del día, de forma que recargo pilas y así puedo concentrarme mejor en mi labor. Además, estoy casi seguro que el poder de estos cortos paseos es muy superior al hecho de descansar delante de una pantalla ya sea de ordenador o de televisión, y además, invita a moverse. Por ello, salid al campo porque lo agradeceréis y seguramente vuestros conocidos también (por eso de estar más relajados).

Colonia de Anacamptis papilionacea.

Normalmente, estos paseos los realizo por los amplios llanos cerealistas, observando y contando su fauna asociada, y otra que no lo es tanto como es el caso de las rapaces. Es curioso, pero al llegar abril y durante el mes de mayo he observando en mi mismo que he dejado de lado estos llanos y he preferido ir a otros lugares dentro de la ZEPA nº 139, como bosques de ribera o zonas de matorral. Tal vez el ir a estos lugares lo haga de forma inconsciente, ya que mi Pepito Grillo me dicta que es mejor no estar en determinadas zonas donde podría causar molestias a determinadas aves bastante sensibles durante esta etapa de su vida.
La extensión de los bosques de ribera y de las zonas de matorral, junto a otros hábitats, es mínimo en comparación a las zonas de cultivos cerealistas. Sin embargo, tienen un gran interés al contar con especies de fauna y flora que de otra forma no tendríamos, e incluso me atrevería a decir que son refugios para los insectos que luego pasarán a formar parte de la dieta de muchas aves, incluidas las esteparias. 

Cantuesos en flor.

El caso es que gran parte de abril la he pasado mirando al suelo en lugar de al cielo o al horizonte. Lo he pasado buscando flores, especialmente orquídeas silvestres. No tenía muchas esperanzas, por no decir ninguna, debido a que en los mapas de distribución de algunas páginas de Internet y a que no hay mucha información sobre ellas en la Comunidad de Madrid. También, y no menos importante, por mi inexperiencia para dar con ellas, ya que anteriormente por aquí sólo había conseguido dar con Anacamptis papilionacea.

Anacamptis papilionacea.

Este año, y seguramente ante la atónita mirada de muchos recolectores de espárragos que había por la zona, mientras deambulaba sin destino concreto y mirando al suelo como si de un ser de fantasía se tratara, di con la primera con ellas. Allí estaba, blanca, pequeña, y especialmente, solitaria. Volví días sucesivos, pero se seguía encontrando sola, sin ninguna otra orquídea que la acompañara. Se trata de Neotinea conica, cuyo nombre específico (conica) lo recibe gracias a la forma de su inflorescencia.

Neotinea conica.

Tras unos días de lluvia volví a esos pastos, donde tuve la oportunidad de dar con varios pies más de esta orquídea, distribuidos de forma dispersa, aunque en algunos lugares formaban pequeñas concentraciones de 8 a 10 ejemplares de variados tamaños y con flores de rosadas a blancuzcas.

Neotinea conica.
Neotinea conica (vista axial).

Venía de verlas cuando al intentar localizar a un pajarillo cuyo canto me resultaba desconocido di con otra especie en esa misma parcela. En esta ocasión era una de esas orquídeas abeja que tanto me llaman la atención por la peculiar forma de sus labelos. La forma del labelo no es así por casualidad (en la naturaleza hay pocas casualidades), ya que las flores buscan llamar la atención de algún macho de himenóptero de forma visual, olfativa e incluso táctil con una especie de pelitos que presenta. El macho, pensando que se trata de una hembra, acude presto  para intentar reproducirse, aunque en realidad ocurre lo que se conoce como pseudogestación. En este proceso el macho ha sido engañado por la flor y sale de allí impregnado de polen que con suerte llevará hasta otra orquídea del género.
Esta es una cosa, desde mi ignorancia de mero observador, que me intriga sobremanera. Cómo llegarían estas orquídeas a adquirir esa forma del labelo para que los pobres insectos se sientan tan específicamente atraídos hacia ellas. Se que por selección genética...lo que me gustaría saber es cómo se ha producido ese proceso selectivo desde su origen.

Ophrys tenthredinifera.

El ejemplar encontrado, el único, es de la especie Ophys tenthredinifera. Además, en un estado bastante malo desde el día que la vi. Posteriormente he ido a buscar más ejemplares de esta especie por las inmediaciones, pero no he tenido la suerte. También más especies del género Ophrys, pero tampoco a habido suerte.
En lo que sí parece que he tenido suerte es que esta especie parece rara por esta zona de la Península Ibérica. Todavía no entiendo mucho de orquídeas y me cuesta conocer la distribución de las mismas. Eso sí, al juzgar por la reacción de una persona que sí las conoce bien no debe de ser algo usual, y además, en los mapas de distribución en la mitad norte de la Península Ibérica no es tan frecuente. Dentro de un año tendré que volver a ver si sigue y si hay más.

Ophrys tenthredinifera.

En el pasto donde he visto tanto N. conica como O. tenthedinifera se encuentra otra especie de orquídea, Anacamptis papilionacea. No es el mejor lugar para localizarla, ya que sólo hay unos cuantos pies bastante dispersos.

A. papilionacea.

Esta planta, conocida comúnmente como hierba de muchacho u orquídea mariposa, es una de las más fáciles de ver debido a su distribución y número dentro del espacio protegido. Se llegan a ver desde unos pocos ejemplares hasta colonias de varios cientos de ellos (por no decir miles), dando un moteado fucsia al tapiz verde de la hierba.

A. papilionacea floreciendo.



Además, comparte terrenos con otras plantas que ahora están más o menos bonitas, como es el caso de los cantuesos, las aulagas, el tomillo y otras muchas plantas, con flores de colores tan diferentes como el violeta, el amarillo o el blanco.





Aunque esta misma flor presenta diferentes tonalidades de rosa, llegando en algunos casos hasta el blanco, en lo que se conoce como hipocromatismo en el argot botánico. No es algo único de A. papilionacea, ni siquiera de las orquídeas, aunque puede que sí sea la familia en la que más nos fijemos para buscar este raro carácter. Hace un año ya detectaba una de color rosa clarito, pero este año al fin daba con una completamente blanca.

A. papilionacea hipocromática.
Gradación de tonalidades.

Os dejo con unas fotografías más de esta especie, mucho más abundante de lo que pensaba en un primer momento, pero también con un mensaje que considero necesario. De la colonia que vi el año pasado, la segunda vez que estuve por allí muchos pies estaban cortados, posiblemente por la acción de un rebaño de ganado ovino. Sin embargo, debido a su belleza no me extrañaría que también aparezcan cortadas, pero por la acción de unas tijeras. Son muy bonitas, lo reconozco, pero mejor dejarlas en su lugar para el disfrute de todos los paseantes antes que llevárselas a casa, donde marchitarán en pocos días.





En algunos lugares, junto a A. papilionacea he podido encontrar otra especie o especies del mismo género. Se trata de A. morio, cuya clasificación taxonómica está en constante revisión. He conseguido localizar a tres subespecies. La primera fue A. morio subsp. champagneuxii (que al igual que las siguientes subespecies, algunos botánicos lo elevan a nivel de especie como A. champagneuxii).

A. morio subsp. champagneuxii.

También vi junto a ellas A. morio subsp. picta. Fue aquí donde mis problemas para la correcta identificación de las subespecies de A. morio empezaron. Gracias a la amabilidad de Ángel Mar (cuyo blog podéis visitar pinchando en http://elorquideario.blogspot.com.es/) la correcta identificación fue mucho más fácil, te doy muchas gracias por ello. 


A. morio subsp. picta.

La complicado no es diferenciar entre A. morio subsp champagneuxii y A. morio subsp picta, ya que aunque la forma de la inflorescencia y de las flores es bastante similar, con el labelo bastante estrechado debido a los lóbulos laterales plegados hacia abajo, la primera presenta la parte central prácticamente blanca y sin manchas, mientras que en la segunda aparecen máculas más o menos extensas.
El problema llega con la tercera en discordia, A. morio subsp. morio, que guarda mayor parecido con A. morio subsp. picta, especialmente para un inexperto como pueda ser mismamente yo. Mirándolas detenidamente, veo que la inflorescencia de A. morio subsp. morio es bastante más densa que la de A. morio subsp. picta, y que las flores también tienen ligeras diferencias, especialmente en los lóbulos laterales del labelo, los cuales están más extendidos hacia fuera.


Flores de A. morio subsp. morio.
A. morio subsp. morio (¿?)

En cualquier caso, os dejo una imagen donde podréis comparar las tres subespecies de A. morio presentes en la ZEPA nº139.

Subespecies de A. morio.

Entre los nombres vernáculos utilizados para nombrar a A. morio en cualquiera de sus subespecies se encuentra satirión, o compañón. Este último nombre, si os animáis a buscarlo en el diccionario de la RAE, es un nombre poco usado para testículo. Y eso que parece que se van dejando de utilizar otros nombres más políticamente incorrectos, como es compañón de perro, testículos de perro o cojón de perro. Poco a poco, con más pena que alegría, nos vamos quedado sin pollas de agua (gallineta), sin pitos negros (picamaderos negros), e imagino que dentro de poco le tocará al chochín, por nombrar algunos nombres de especies de aves, que es lo que más controlo yo.
La subespecie más frecuente ha sido A. morio subsp champagneuxii, seguida por A. morio subsp. picta y por último A. morio subsp morio, llegando a las varias decenas o pocas centenas.

Grupo de A. morio subsp. champagneuxii.
Grupo de A. morio subsp. champgneuxii junto a A. papilionacea.

Como vemos en la anterior fotografía, tanto A. morio como A. papilionacea comparten terrenos, lo cual lleva a otro proceso curioso de las orquídeas, la hibridación. Para entenderlo rápida y fácilmente, el polen de una especie llega hasta el ovario de otra especie diferente del mismo o de diferente género, produciéndose semillas que darán lugar a un ejemplar híbrido. Y el híbrido de A. morio x A. papilionacea se conoce como Anacamptis x gennarii.

A. papilionacea (arriba), A. morio (centro y derecha) y A. x gennarii (abajo izquierda).

Si ya hay variabilidad en cuanto a formas y colores dentro de una misma especie como ya hemos ido viendo, imaginémosno si a estas mismas especies las cruzamos. O mejor que ello, mejor veámoslo con unas pocas imágenes de Anacamptis x gennarii.







Como curiosidad, y tal vez alguien me lo pueda explicar, vi híbridos de A. morio x A. papilionacea en dos parcelas separadas en algo más de 10 kilómetros en línea recta. En la primera de ellas el número de A. papilionacea era muy superior al de A. morio, y además el número de híbridos era también muy elevado, incluso me atrevería a decir que superior al de A. morio (lo reconozco, tampoco me detuve a contarlas).
Sin embargo, en la segunda el número de A. papilionacea era, con diferencia, bastante más bajo que el de A. morio. Además, el número de híbridos también era bajo, aunque alguno se dejaba ver.
Esto me lleva a la pregunta de si el número de parenterales y la proporción entre los mismos llevará a una mayor o menor producción de híbridos, o simplemente se ha producido esta diferencia debido al paso del tiempo.

Grupo de Anacamptis x gennarii.

Anacamptis x gennarii junto a sus parenterales.

Así, llegamos al fin a la última especie observada. Se trata de Serapias lingua, la cual llevaba tiempo deseando conocer. Fue la que más me ha costado ver, básicamente por su coloración que se llega a confundir con las briznas secas de alrededor. Así que andando con mucho cuidado para no pisarlas y no metiéndome en lugares donde no debía, las estuve observando. 

Grupo de S. lingua junto a A. morio.

Lo que más llama la atención de las serapias es la forma de sus flores, con su casco y labelo formando una especie de tubo que es utilizado por los insectos para resguardarse del frío. Aunque parece que justamente en Serapias lingua no es así, por lo que me quedo con las ganas de contar el proceso de polinización del género.

Tubo característico del género Serapias.

La especie S. lingua para atraer a los insectos polinizadores utiliza una especie de callosidades muy llamativas por su color y brillo. Además, el color de su lengua es también variable, desde el mismo que presenta el resto de la flor (rosa clarito) hasta colores asalmonados o rojos intensos.

Serapias lingua.
Serapias lingua.
Diferente coloración de la "lengua" de S. lingua.

De esta forma, esta temporada de orquídeas he aumentado la lista de las especies y subespecies que se pueden encontrar por la ZEPA nº139, lista que ojalá aumente en los siguientes años. E igual que la petición que hice en la entrada anterior, agradeceré mucho si alguien me envía citas de orquídeas dentro de este espacio protegido, sea de las mismas o diferentes especies.



Para finalizar, mis más sinceros agradecimientos a aquellas personas que me han ayudado en la identificación de las especies, especialmente a Ángel Mar cuyo blog he puesto anteriormente y que deberíais conocer.
La información la he obtenido especialmente de su blog, pero también de las páginas web http://www.orquideasibericas.info/ y http://www.floraiberica.es/index.php, además del libro "Paisaje vegetal del noroeste ibérica: el litoral y orquídeas silvestres del territorio" que aunque no sea de la Comunidad de Madrid es válido para la identificación y otros aspectos relativos a nuestras orquídeas.

P,D: he utilizado la clasificación de la página web "Orquídeas ibéricas" para que todo el que desee pueda acceder a la misma y buscar información sobre las especies aquí vistas. En todo caso, la clasificación de las orquídeas es complicada y cambiante cada poco tiempo, y además no soy ningún experto para utilizar una u otra.




8 comentarios:

  1. Pedazo entrada Isma. Me ha encantado. No dejes de deleitarnos con tu afición.

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    1. Muchas gracias, Silvia. Espero no haber cometido muchos errores en este mundo nuevo para mí.

      Un saludo.

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  2. Habría que decirle a los puritanos que la misma palabra orquídea deriva de "testículo" en griego, jaja.
    Buena entrada.

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    1. Sí, pero eso no lo he puesto al considerarlo de cultura popular, je, je.
      Gracias.

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  3. Me a encantado esta entrada,soy seguidor de tu blog desde hace algún tiempo,yo he empezado con el mio hace poco,es de una zona un poquito mas al sur,pero muy poco,Aranjuez te dejo la dirección http://depajareoporaranjuez.blogspot.com.es/ un saludo

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    1. Hola.

      Muchas gracias por se seguidor de este blog, y especialmente de que te haya gustado esta entrada. He echado un ojo a tu blog y me ha gustado también, me lo guardo y a ver si así me pica el gusanillo de ir a Aranjuez a pajarear.

      Un saludo y bienvenido al blog (de forma oficial).

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  4. Una entrada muy completa e ilustradora de la diversidad de esa zona, que me pilla muy cerca. ¡Enhorabuena!

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    1. Muchas gracias por tus palabras. Viendo que encontraste Ophris speculum y O. sphegodes por tu zona intenté dar con ellas por aquí, pero este año me ha resultado imposible, tal vez para el siguiente.

      Un saludo.

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