viernes, 17 de julio de 2015

Campaña de conservación de aguiluchos en Valdepiélagos, Talamanca de Jarama y Valdetorres de Jarama.

En esta ocasión no voy a compartir con vosotros una experiencia personal, si no la crónica de una labor tan loable como es la conservación de los tres aguiluchos reproductores en la Península Ibérica, exactamente en la parte norte de la ZEPA nº139 Estepas cerealistas de los ríos Jarama y Henares. Debo decir que no he participado directamente en la misma, pero debido a su interés no he podido dejar de hacerme eco. Agradecer a los responsables de esta campaña, el grupo local SEO-Sierra Norte de Madrid, que accedieran a la publicación de un artículo divulgativo en este blog. El texto y las fotografías son de propiedad de SEO-Sierra Norte de Madrid.


Introducción:

SEO-Sierra Norte de Madrid es un grupo local de SEO/BirdLife creado en diciembre de 2013. Cuenta con numerosos miembros que participan activamente en campañas de educación ambiental, excursiones mensuales, revisión de estudios de impacto ambiental de proyectos locales y tareas de difusión y sensibilización ambiental, como una columna en el periódico Senda Norte y la organización de actividades en el Día de los Humedales y el Día de las Aves (https://es-es.facebook.com/pages/SEO-Sierra-NORTE-Madrid/699823493374332).
En los primeros meses del 2015 nos propusimos continuar la campaña de protección de nidos de aguiluchos que en los cuatro años anteriores había desarrollado la Asociación Conservacionista Medioambiental Milenrama en colaboración con GREFA (https://es-es.facebook.com/asociacionmilenrama).
Las especies objetivo son los tres aguiluchos que crían en los términos municipales de Valdepiélagos, Talamanca de Jarama y Valdetorres de Jarama: Aguilucho cenizo (Circus pygargus), aguilucho pálido (Circus cyaneus) y aguilucho lagunero (Circus aeruginosus). Y el objetivo, salvar de las cosechadoras nidos y pollos, bien con protección in situ, bien ex situ mediante traslado de pollos a un centro de recuperación de fauna como GREFA o el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (C.R.A.S.) de Madrid.

Foto aérea zona de trabajo de campo.

En el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas el aguilucho cenizo aparece registrado como “Vulnerable”, mientras que los aguiluchos pálido y lagunero se recogen como “de Interés Especial”. El Libro Rojo de las Aves de España, editado en el año 2004, califica al aguilucho cenizo como "Vulnerable", indicando como uno de los principales problemas de conservación el solapamiento de la recolección del cereal con el periodo reproductor.
Por su parte, en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Comunidad de Madrid, el aguilucho lagunero se encuentra en la categoría “Sensible a la alteración de su hábitat”, el cenizo en la de “Vulnerable” y el pálido en la de “De interés especial”, a pesar de lo cual no cuentan con un Plan de Recuperación de la especie.
Conservar estas especies no sólo es una cuestión de cumplir con las leyes de protección de la naturaleza, es mantener en los sistemas agrícolas un depredador de otros animales que viven en y de los cultivos: ratones, topillos e insectos, principalmente ortópteros.
Tanto el aguilucho cenizo como el pálido anidan en campos de cereal. En el caso del lagunero, aunque prefiere zonas húmedas de carrizo o juncos, se ha constatado su anidamiento también en cultivos de cereal, por lo que sufre la misma amenaza de destrucción de nidos y polladas durante la recolección.


El trabajo de campo:

Empezamos en el mes de abril a conocer el territorio por el que íbamos a localizar nidos, recorriendo caminos y buscando buenos oteaderos. En estas primeras jornadas ya tuvimos ocasión de contemplar los primeros vuelos nupciales y la selección de ciertas áreas de querencia por algunos individuos.

Zona de trabajo en el mes de abril.

En mayo dedicamos las primeras horas de la mañana y últimas de la tarde de numerosos días para confirmar el establecimiento de algunas parejas en ciertas parcelas. Esto se comprueba por la repetición de entradas de hembras de aguilucho a un lugar en concreto y, en ocasiones, la ceba de las hembras por parte del macho en los alrededores.




A principios de mes de junio, ante el rápido secado del cereal como consecuencia de una semana excepcionalmente calurosa en el mes de mayo, iniciamos la confirmación de nidos. Una persona se dirigió al lugar donde se había visto en repetidas ocasiones salir o entrar una hembra, con las indicaciones de una segunda persona que, desde la distancia, mantiene las referencias que la primera, metida en un campo de trigo o cebada, pierde con facilidad.

Macho de aguilucho cenizo.

De esta manera se localizaron cinco nidos en cereal (los nidos situados en juncales, siempre de aguilucho lagunero, estaban fuera de peligro). Cuatro eran de aguilucho cenizo, uno de aguilucho lagunero y ninguno de pálido, a pesar de haber visto en repetidas ocasiones tanto machos como hembras de esta especie.
Conocida la situación de cada uno de los nidos, en cuanto a número de huevos o pollos, tocaba tomar una decisión sobre cómo actuar para protegerlos de las cosechadoras. Hay varias posibilidades que en otros lugares se han llevado a cabo, que pueden dividirse en dos tipos:
  • Conservación ex situ, es decir, retirada de huevos y pollos del nido antes de la recolección y transporte a un centro de recuperación de fauna.
  • Conservación in situ. Aquí hay experiencias de: petición de retraso de la siega; vallado del entorno del nido con malla o con pastor eléctrico; mantenimiento de rodales de al menos 3x3 metros sin cosechar o con corte de cosechadora a la altura de la espiga dejando los tallos en pie; traslado del nido a un lugar cercano y seguro como barbechos con vegetación o linderos amplios.


La elección de alguna de las estrategias anteriores depende de la voluntad de agricultores y cosechadores, así como de la edad de los pollos, pues si son muy pequeños o hay huevos, su supervivencia en campo durante todo el periodo que les queda de crianza es muy baja al quedarse con un refugio muy mermado. En cambio, si los pollos tienen más de 10 días, tienen más autonomía y posibilidades de sobrevivir a ataques de depredadores. 


La hora de la verdad:

Aunque hemos mantenido contacto con agricultores, la cosecha depende de tantos factores (climáticos, disponibilidad de cosechadores) que finalmente el inicio de la siega nos pilló de improviso, aunque con los nidos ya marcados con una caña no muy visible desde lejos pero sí destacable de cerca. Afortunadamente la capacidad de respuesta de los miembros del grupo ha sido rápida y positiva, sacando horas libres improvisadamente. Gracias a ello, mejor dicho, gracias a ellos, se ha podido proteger dos nidos de cenizo, acompañando al cosechador, avisándole de su situación, dejando un rodal de tallos de trigo en pie. En uno de ellos, cosechado tempranamente, se valló posteriormente con malla de gallinero para reducir las bajas por depredación. Dos pollos llegaron a los primeros vuelos. En el otro, tres han sido los pollos que han volado.
En otro caso, con el nido marcado con una caña, no supimos de la entrada de la cosechadora hasta que vimos el campo segado. Y lamentablemente encontramos a un pollo volantón muerto, que habría intentado huir de la máquina pero no lo consiguió.
En otro nido marcado con una caña la causa de la pérdida de pollos fue natural, habían sido depredados.
Y finalmente, supimos de un nido de aguilucho lagunero con tres huevos del que nos avisaron los propios cosechadores y que, sin decirles nada, dejaron un rodal sin cosechar. Dicho rodal en medio del campo nos hizo pensar que sería objetivo de depredadores por lo que decidimos vallarlo. Lamentablemente la hembra, para la que ya era una segunda puesta, no aceptó nuestra presencia o la del vallado y no regresó a incubar los huevos. Alarmados por el tiempo que pasaba sin que volviera nos acercamos para comprobar que los huevos estaban fríos, y que posiblemente había pasado un día sin incubar.



Con estos resultados agridulces, queremos expresar nuestro sincero agradecimiento a aquellos agricultores y cosechadores que acceden a nuestras peticiones. Pues no tenemos medios para compensarles las pérdidas, sólo nuestro reconocimiento y el de parte de la sociedad presente, y también la futura, que quiere seguir contemplado o tener algún día la oportunidad de observar el planeo de estas aves sobre los campos de cereal.


Aguiluchos cenizos.

Tenemos un sueño...o varios:

El daño a nidos de aguilucho se ha ido incrementando conforme se ha ido adelantando la fecha de la cosecha, merced al uso de variedades de cereal más tempranas. Además, para conseguir mejor grano, la altura de la planta también ha ido mermando con los años. Finalmente, la utilización de plaguicidas en cantidades excesivas causa daños a la fauna que habita en los trigales, incluidos animales que son presas típicas de los aguiluchos como ratones, topillos e insectos.
Uno de nuestros sueños sería corregir la raíz del problema modificando prácticas agrícolas poco compatibles con la conservación de los aguiluchos y, con el conjunto de la biodiversidad de nuestros campos: evitar la reducción de variedades de cereal a unas pocas híbridas, reducir el uso excesivo de plaguicidas, y conseguir épocas de cosecha más tardías, cuando los pollos de aguilucho ya han dejado el nido.  Si realmente se integran las consideraciones medioambientales en la política agrícola, los aguiluchos, como aves beneficiosas y protegidas que son, deberían tener su lugar en los paisajes agrarios.
Otro sueño sería poder dejar rodales amplios, quizá compensando por pérdida de cosecha al agricultor, o con siegas de las cabezas del cereal, para mantener los nidos como están. Y encontrar una solución fiable al efecto “llamada” sobre los depredadores de estos rodales.
Además, como posible solución añadida, nos hemos planteado conseguir un emplazamiento y los permisos necesarios de manejo de estas especies para la ubicación de un hacking. Esto es, una parcela vallada y amplia situada en el mismo entorno donde se pueda trasladar a los pollos más crecidos, pues el traslado a centros de recuperación supone su suelta posterior en zonas alejadas. Y aunque se discute el grado de filopatría de estas especies, esto es, de regreso de adultos reproductores a las zonas donde se criaron, parece que es mejor dejar que se desarrollen en el mismo entorno con la esperanza de que al año siguiente vuelvan a la misma zona.

Desde SEO – Sierra Norte de Madrid queremos agradecer a Ismael Romero la oportunidad de difundir la campaña a través de su blog. Podéis seguir nuestras actividades en Facebook.





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